Cómo la salud bucal afecta el rendimiento en el deporte

Existe una estricta relación entre la salud bucal y lesiones en el deporte porque las bacterias e infecciones presentes en nuestro cuerpo derivan muchas veces en problemas musculares, respiratorios, articulares y cardiovasculares. A pesar de esto, son muy pocos los deportistas que se realizan revisiones bucodentales periódicas o que tienen en cuenta sus problemas de esta índole a la hora de buscar el foco de una lesión o inconveniente físico. Uno de los aspectos que más puede afectar al rendimiento deportivo es la placa bacteriana producida por el incremento de la respiración bucal durante la práctica del deporte, el estrés asociado a la competición y la deshidratación que produce una reducción de la saliva. Por otro, el elevado consumo de carbohidratos y bebidas isotónicas, jugos envasados y batidos, favorece la erosión del esmalte dental y la aparición de caries e hipersensibilidad dental. Cuando ésta entra en contacto con el flujo sanguíneo, puede provocar coágulos causando problemas de corazón. Las infecciones como la caries dental o la enfermedad periodontal también pueden provocar lesiones articulares o musculares o complicar su cura una vez se han sufrido. El motivo científico es que la sangre traslada las bacterias de las infecciones bucodentales a los músculos y articulaciones produciendo astenia, que se manifiesta en forma de fatiga muscular y cansancio excesivo. Eso conlleva a la pérdida de tono fibrilar, causando fatiga muscular o inflamación articular, motivo suficiente para producir desgarros, dolores articulares, o lesiones tendinosas en personas que someten sus sistemas a altos desgastes. A parte de las infecciones, la mala oclusión también produce otro tipo de patologías. Según los estudios, un 30% de los dolores musculares de espalda y cuello vienen producidos por una incorrecta masticación. El mismo defecto puede provocar también defectos en el equilibrio. ¿Cómo se puede prevenir la aparición de infecciones? Debemos atender a varios aspectos: Tenemos que prestar atención a la nutrición, moderar el consumo de azúcares, beber abundante agua especialmente durante la práctica deportiva, y elegir las bebidas isotónicas/energéticas con menor potencial cariogénico. Y por supuesto, mantener una higiene bucal adecuada, cepillando los dientes, al menos, dos veces al día, utilizando hilo dental, cepillos interproximales o irrigadores bucales, y empleando productos específicos para la prevención de la caries y la erosión dental. Y, por supuesto, realizar revisiones bucodentales frecuentes. Es crucial visitar a nuestro odontólogo al menos una vez al año.

Mentoplastía o Cirugía de mentón: todo lo que tenés saber

Mentoplastía: ¿Qué es? La cirugía estética del mentón es una cirugía para modificar el perfil, forma y/o proyección del mentón para armonizar el resto del rostro y rejuvenecerlo. Puede ser mediante el aumento, reducción, acortamiento en altura, aumento en altura o una combinación de alguna de estas. El mentón puede acompañar a su vez, defectos de la mandíbula como ser el prognatismo (mandíbula hacia adelante) o retrognatismo (mandíbula hacia atrás), razón por la cual es muy importante que la indicación y el tratamiento sea realizado por un odontólogo junto a un cirujano maxilofacial. ¿Qué hacer antes de la cirugía? El plan quirúrgico debe ser realizado por el cirujano y el paciente en común acuerdo, estableciendo los defectos a corregir, los resultados esperados y la forma de alcanzarlos. Dentro del estudio pre quirúrgico el análisis fotográfico es básico para realizar un adecuado diagnóstico de las alteraciones del paciente, planeación y manejo acertado, funciona como una especie de mapa para el cirujano durante la realización de la cirugía y además le sirve para comparar los resultados postoperatorios. Es importante además realizar los exámenes de laboratorio pertinentes para ser valorado por el anestesiólogo y tomar todas las precauciones necesarias ¿Cómo se hace? En el caso de la mentoplastia de aumento o de avance existen dos grandes opciones para corregir un mentón pequeño: Con implante: a diferencia de los implantes que se usan en los senos, el implante de mentón es de silicona dura o semidura, no se rompe, y existen modelos ya preformados o si el cirujano no prefiere se pueden cortar según la medida y forma del paciente. Se realiza una pequeña incisión dentro de la boca entre el labio inferior y la encía, para introducir el molde y acomodarlo en la posición buscada, posteriormente se realiza en cierre con hilos de sutura que se absorben sin necesidad de ser retirados después. Avance del hueso: consiste en realizar un corte en el hueso de la mandíbula o maxilar inferior y avanzar para dar mayor proyección al mentón, este avance se fija generalmente por medio de una platina de titanio, se cierra igual con sutura absorbible que no requiere ser retirada. En general es un procedimiento rápido, el paciente sale a su casa el mismo día y se debe recuperar en una semana. Cuando el mentón está muy desarrollado y hay que reducirlo, se realiza una operación similar a la anterior, pero en vez de colocar una prótesis se reduce el mentón. Esto se puede hacer trabajando sobre el hueso (que se ha medido previamente mediante el estudio radiográfico) y dándole forma. Casi siempre se usa la incisión por debajo del mentón para poder ajustar los tejidos blandos al nuevo contorno. ¿Cuáles complicaciones puede tener? Cualquiera de las técnicas utilizadas puede lesionar el nervio que lleva la información sensitiva a este nivel y se manifiesta como hormigueos o anestesia del área del mentón, estos síntomas generalmente son pasajeros y mejoran sin mayor intervención. Recomendaciones: Es importante que tengas claro qué aspectos querés cambiar o mejorar y se lo comuniques claramente al cirujano para resolver dudas y no hacerte falsas expectativas. En Clínica CREO nuestro equipo de especialistas en estética orofacial te brindará el asesoramiento necesario para dar armonía y equilibrio a tu rostro en un marco de tranquilidad y seguridad.

¿Cómo cuidar nuestros dientes en vacaciones?

Los días de verano nos invitan a hacer la vida puertas afuera. Con frecuencia comemos en bares y restaurantes, y en las vacaciones nos relajamos especialmente en cuanto a rutinas y horarios. Es por ello que en verano solemos descuidar nuestra salud bucal, que no debería tomarse ni un solo día de descanso, pues los gérmenes y las bacterias siguen trabajando. Uno de los principales riesgos de no lavarnos los dientes cuando estamos fuera de casa son las caries. Cada vez que comemos, las bacterias de la boca producen unos ácidos que atacan los dientes. Si no ayudamos a neutralizar esos ácidos, estos actúan sobre el diente, lo que con el tiempo acaba provocando caries. Descuidar la higiene bucal también puede afectar a las encías, ya que la placa comienza a acumularse en la base de los dientes y, si no se retira con el cepillado o el uso de seda dental, termina formando sarro. Cuanta más placa acumulada, mayor probabilidad hay de que las bacterias bucodentales ataquen las encías, pudiendo causar enrojecimiento, sangrados o inflamación, los primeros signos de gingivitis. ¿Cómo cuidar nuestros dientes fuera de casa? El primer paso para que nuestros dientes y encías no den problemas durante un viaje o una escapada es revisarlos antes de partir. Muchas enfermedades bucodentales presentan síntomas poco visibles a simple vista, de modo que en una exploración rutinaria se pueden detectar patologías como las caries o la gingivitis. Llevar siempre en bolsos o mochilas un kit de limpieza dental que incluya un cepillo de dientes y una pasta dentífrica, y puede ser también un colutorio e hilo dental. Si se ha olvidado el kit de limpieza y a la espera de comprar otro, es aconsejable beber agua abundante o mascar un chicle sin azúcar, ya que el aumento salival que producen nos ayudará a eliminar las bacterias y los restos de alimentos acumulados en nuestra boca. Si se beben vinos tintos y blancos, es aconsejable beber también agua entre las copas de vino, para así enjuagar el ácido y evitar afecciones en los dientes. Estas bebidas son muy ácidas y pueden desgastar y afectar severamente el esmalte de los dientes Es importante cuidar la alimentación en general, porque gran parte de la salud de nuestra boca depende de los alimentos que consumimos. A las bacterias que originan las caries les gustan los alimentos ricos en azúcares, por lo que habría que reducir su consumo y lavar los dientes después de ingerirlos. Las bebidas carbonatadas y los jugos cítricos pueden descalcificar el esmalte de los dientes y erosionarlo. Moderar el consumo de tabaco, que mancha los dientes y favorece la aparición de halitosis, sin olvidar que este mal hábito nos hace mucho más vulnerables a las enfermedades bucodentales. Las bebidas y los alimentos fríos que tomamos para calmar el calor pueden provocar un aumento de la sensibilidad dental y producir inflamaciones de los vasos sanguíneos del interior de los dientes. Así, en estos casos, es aconsejable utilizar pasta de dientes y/o colutorios específicos para la sensibilidad dental. El contacto con el cloro de las piscinas favorece la acumulación de sarro, puede provocar la aparición de manchas en los dientes y daña nuestras encías, por lo que es conveniente lavar la boca minuciosamente después de un día de piscina. Siguiendo estas recomendaciones podrás disfrutar del verano y de tus vacaciones fuera de casa sin comprometer la salud de tu sonrisa.