Vuelta a la rutina: cómo colaborar en la salud bucodental de los niños

Los odontólogos aseguran que, en muchas ocasiones, se comete el error de no prestar la suficiente atención a la salud dental de los niños. Los problemas dentales que pueden aparecer durante la niñez pueden afectar sensiblemente el desarrollo de las piezas definitivas. Es por ello fundamental entender que las bases de una boca sana se establecen en la infancia y los beneficiará toda la vida. Al volver de las vacaciones y reorganizarnos para comenzar nuevamente el año lectivo, podemos retomar hábitos que ayuden a la salud bucal de nuestros hijos.
  1. Educación en higiene bucodental: es imprescindible, siendo clave que los padres se involucren en este proceso. Tanto el cepillado dental después de cada comida como el uso de cepillos específicos para niños son algunas de las rutinas que garantizarán el éxito. Además, es necesario el uso de una pasta dental específica que incluya un porcentaje de flúor inferior en comparación con la pasta para adultos.
  2. Seguir una alimentación sana –al igual que en adultos- les permitirá crecer con unos dientes sanos libres de caries. El consumo de productos con exceso de azúcares es uno de los grandes enemigos de los niños. Si bien es cierto que el consumo de estos alimentos no se puede evitar completamente entre la población infantil, es indispensable cepillarse los dientes después del consumo para evitar la aparición de la caries dental.
  3. Prevención: Acudir al dentista como mínimo dos veces al año nos ayudará a controlar la aparición de enfermedades como las caries y a llevar un continuo seguimiento de las piezas dentales, tanto en la aparición de los dientes permanentes como en su alineación posterior. Si bien para ciertas edades el examen odontológico es obligatorio al iniciar el año escolar, no perdamos de vista la necesidad de un control adicional durante el año y de hacerlo también en los años que no es obligatorio.
Sin duda, que nuestros hijos hagan parte de su rutina una higiene dental saludable y que tengan unos dientes en buen estado depende de nosotros. Podemos darles las herramientas necesarias y acompañarlos en la prevención.

¿Qué correcciones bucales se consiguen con un tratamiento de ortopedia?

Cuando se presentan anomalías en el crecimiento de las estructuras bucales y faciales, la ortopedia se ocupa de armonizar los dos maxilares con el uso de aparatos. Además de influir en la estética de la cara y proporcionar una función masticatoria correcta, ayuda a la fonación, deglución y muy importante a la respiración. Por estas razones, lo primordial de esta especialidad es detectar a tiempo estas anomalías del crecimiento, para actuar cuanto antes y que no sea demasiado tarde. Esto es de suma importancia ya que, en un niño, en período de crecimiento, una anomalía de los maxilares se corrige con un aparato, en cambio en un paciente adulto se convierte en un tratamiento más complejo y sería necesario realizar una cirugía ortognática. La ortopedia puede ser la solución a muchos problemas que existen. La edad más adecuada para poder empezar la primera etapa del tratamiento ortopédico es durante la fase de crecimiento, hasta los 12 o 13 años en las niñas y hasta los 14 o 15 años en los niños. Es importante tratar las maloclusiones o alteraciones en esta edad ya que un tratamiento temprano evita una maloclusión más severa en dentición permanente. A medida que la edad avanza, existe más desarrollo y en consecuencia, la anomalía o maloclusión se hace más evidente y es más difícil de corregir. Un tratamiento tardío puede llevar a tratamiento de ortodoncia de larga duración, con resultados poco exitosos o en última opción realizar procedimientos más complejos e invasivos para corregir las maloclusiones severas con cirugías. La mayoría de los aparatos de ortopedia son removibles, es decir que se pueden quitar y volver a poner. Los niños se pueden quitar y poner los aparatos por sí solos, siempre y cuando cumplan con los tiempos de uso y las indicaciones del especialista. Es muy importante que sean pacientes colaboradores y que tengan el apoyo de la familia, ya que la mayor parte del éxito del tratamiento depende de ello. La duración del tratamiento depende de la patología que presente el paciente y culmina cuando el profesional lo determine, o bien cuando la persona haya llegado al máximo desarrollo óseo. En ese momento el crecimiento se detiene, de modo que todo tratamiento debería discontinuarse; aunque se han dado algunos casos en que los adultos también pueden recurrir a un tratamiento de este tipo. Desde Clínica CREO, insistimos en la importancia del control periódico en manos del odontopediatra para actuar a tiempo y evitar futuras complicaciones. Entender que la salud bucal de nuestros hijos debe cuidarse desde temprana edad, ayudará a generar buenos hábitos en ellos y una relación fluida con el odontólogo para el resto de sus vidas.