Placas de relajación para bruxismo: lo que hay que saber

El uso de placas de relajación está cada vez más difundido porque son muchas las personas que por el ritmo de vida actual y debido al estrés, sufren bruxismo. Eso ha hecho que crezcan las ofertas, incluso la venta, de placas de relajación por internet o en farmacias, sin haber realizado un estudio previo de cuál es el problema, ni diseñado la placa para que se adapte a las características de cada paciente. Además, de tratar los síntomas del bruxismo (apretar o rechinar los dientes), las placas de relajación suelen emplearse para aliviar los síntomas de algunos problemas de la articulación témporo mandibular (síndrome de ATM). Es el ortodoncista el que debe indicar si el paciente mejorará dichos síntomas con placa de relajación o no, y también las horas que debe llevarla puesta. ¿Cómo se diseñan? Las placas de relajación no deben presionar los dientes ni los tejidos blandos de la boca. Asimismo, debe estar completamente pulida y ser completamente plana, sin las huellas de las piezas dentales que chocan contra la placa para que, además de proteger los dientes, permita la máxima libertad de movimientos de la mandíbula, permitiendo así relajar toda la musculatura de la cara y cuello. Por ello, deben diseñarse y fabricarse de forma personalizada y teniendo en cuenta la dentadura de cada paciente. En Clínica CREO el odontólogo realiza un escaneo intra oral con una cámara especial que permite analizar la boca en 3D y diseñar la placa. Una vez diseñada y ajustada, ¿hay que someterse a revisiones periódicas? Sí, es muy importante, y uno de los motivos por los que el paciente no debe autodiagnosticarse ni usar una placa comprada por internet o en una farmacia sin supervisión. Una placa de relajación que no esté correctamente ajustada no va a cumplir su función como debe, e incluso podría ser perjudicial para el paciente. Una placa de relajación eficaz no es un simple dispositivo de plástico que se adapta a la forma de los dientes, sino que ha de ajustarse a toda la boca, articulaciones, etc, para que cumpla los objetivos que persigue. Su uso siempre debe estar supervisado por un odontólogo u ortodoncista, tanto en lo que respecta a su diseño como a los ajustes que deben realizarse periódicamente.